lunes, 14 de abril de 2008

¿EL DEBATE NACIONAL? TERCERA CARTA DEL COMITÉ DE INTELECTUALES EN DEFENSA DEL PETRÓLEO

Hoy se presentó, finalmente, el proyecto de Felipe Calderón para la reforma energética. Aún no se conoce el texto, pero ya Calderón, en su mensaje a la nación, se ha encargado de depositar sus beneficios en cada uno de los hogares. El reparto de los bienes antes de saber siquiera cómo piensan obtenerlos. Pero el asunto no es cómo se organizarán las expediciones de los dueños de los bonos a las aguas profundas, sino cómo se va a proceder con el debate, en el que todos parecen estar de acuerdo, pero que Calderón lo suprimió en su mensaje y todavía se ignoran las difíciles reglas del juego. El asunto no es coyuntural, es primordial para la República y para la identificación de patriotismo con patrimonio nacional, y por eso, la prisa mostrada por el sector de Acción Nacional y exigida por Felipe Calderón, no lleva a ningún lado, a menos que se confunda el darle la voz a unos cuantos a puerta cerrada con la discusió n libre y amplia que el tema y la ciudadanía merecemos.
¿Qué es el debate necesario sobre la privatización del petróleo? Es la primera gran oportunidad de que la sociedad nacional delibere sobre su gran recurso de economía y desarrollo; es el intercambio de juicios de expertos, que se acompañen de documentos probatorios; es el ejercicio de participación (opiniones y juicios) en el tema en donde todos somos lo suficientemente expertos como para saber qué le conviene y qué no a la nación, porque lo contrario sería, antes de intentar privatizar el petróleo, privatizar la decisión y, por tanto, expulsar a la inmensa mayoría de la toma de decisiones en uno de los hechos que más le afectan.
¿Cuáles son las vías para el debate? La primera es subrayar la importancia de darle a la soc iedad los elementos de juicio que se le han negado históricamente (“no van a entender, es muy complicado”) y eso exige una reflexión colectiva y personal no sujeta a los tiempos legislativos.
La segunda vía es la elección de medios en dónde desplegar las discusiones. Esos medios tienen que ser por fuerza el canal del Congreso, los canales de televisión privada, la red nacional de radioemisoras y la prensa regional y nacional. Esto no es pedir demasiado porque la persuasión, el estar convencido a través de los hechos, es el gran elemento de equilibrio de la República. Corresponde al gobierno federal presentar el proyecto complementario: cómo deben darse los diálogos, de qué manera evitar los monólogos y de qué tiempos se dispondrá. Hoy, estar de espaldas al pueblo es de manera estricta estar de espaldas a televidentes, radioescuchas y lectores.
La tercera vía es la selección de las fuerzas que deben intervenir. Por supuesto, además de los partidos políticos, necesitan hacer uso de sus razones los sectores cuya actividad profesional los vincula a la industria petrolera (nadie niega la presencia de la iniciativa privada en el sector energético, pero se ha rechazado justamente el cambio del artículo 27 constitucional), los movimientos sociales, los grupos de la sociedad civil, las universidades y los centros politécnicos, los grupos indígenas, los trabajadores petroleros. A cada uno de estos grupos y sectores, le corresponderá nombrar a sus representantes.
(A este respecto, vale la pena mencionar lo dicho por Felipe Calderón, que aseguró que esta vez sí va a haber rendición de cuentas y finalizará la corrupción. Es muy interesante que de manera no tan im plícita se reconozca que el primer gobierno de Acción Nacional permitió o fomentó la corrupción, tan representada según la opinión pública por el sindicato de Pemex y su líder Carlos Romero Deschamps, tan elogiado directamente por Calderón).
La cuarta vía tiene que ver con las maneras de indagar las respuestas al debate. Se puede optar por las encuestas y queda abierto el camino del referéndum, pero no se puede dar por concluido el debate sin enterarnos de sus repercusiones sociales.
La mejor manera de incorporar las preocupaciones graves y las desconfianzas profundas a propósito de la reforma energética, es abrir cauces civilizados y democráticos. En este caso, el primero de ellos es un debate nacional sistemático y sólido. Esto alejará la tentación de la violencia oficial, históricamente siempre precedida por sus redes de provocación.
Por el Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo
Marco Antonio Campos, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Laura Esquivel, Bolívar Echeverría, Jorge Eduardo Navarrete, Víctor Flores Olea, Luis Javier Garrido, Fernando del Paso, Héctor Díaz Polanco, Margo Glantz, Antonio Gershenson, Enrique González Pedrero, Hugo Gutiérrez Vega, David Ibarra, Guadalupe Loaeza, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Carlos Payán, Carlos Pellicer, José María Pérez Gay, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Ida Rodríguez Prampolini, Enrique Semo, Héctor Vasconcelos.

HACIA EL DEBATE: EL DIAGNÓSTICO. SEGUNDA CARTA DEL GRUPO DE INTELECTUALES EN DEFENSA DEL PETRÓLEO.

l diagnóstico sobre la situación de Pemex presentado por la Secretaría de Energía y el director de la paraestatal ha cumplido su cometido inicial: fuera de sus autores, no ha convencido a nadie. El Frente Amplio Progresista negó puntualmente la veracidad de sus datos y la lógica, si alguna, de sus conclusiones. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) calificó de catastrofista, y por tanto, de mentiroso, el documento. El mismo gobierno de Calderón no atendió a sus poderes persuasivos y pasó de inmediato a la amenaza, ya seguro de que no persuadiría. El secretario de Hacienda declaró: Si no hay reforma energética subiremos los impuestos o recortaremos el gasto. Es decir, si no nos obedecen la pasarán muy mal ahora, y sus descendientes la pasarán mucho peor ya sin el peso del patrimonio nacional sobre sus espaldas. Y el presidente de México de 2000 a 2006, líder moral del Partido Acción Nacional (PAN) sentenció: “Es increíble la resistencia que todavía hay en México para derrocar el monopolio de la energía y asociarlo con inversión privada para atraer las inversiones” (28 de marzo de 2008). Y vaya que Vicente Fox hizo lo posible por “derrocarlo”.El diagnóstico convincente y veraz sigue haciendo más falta que nunca. En nuestro carácter de ciudadanos atentos al proceso económico y social del que tanto depende el país, insistimos en el debate, seguros de que éste no sólo consiste en el intercambio de puntos de vista tajantes. Por debate entendemos la confrontación de tesis y realidades en un nivel nacional. Eso exige el traslado de las discusiones a los medios electrónicos, una vez que se establezcan las reglas del intercambio de puntos de vista.Al respecto, la secretaria Kessel afirmó: “Si la población mexicana rechaza la inclusión de inversión privada en Pemex el gobierno respetará y asumirá esa decisión”. Luego agrega, en plena debacle conceptual: “Cuando digo los mexicanos, digo la población que tenemos un grupo de representantes que hemos votado por ellos para que representen nuestros intereses en el Congreso”. No, cuando dice “la población mexicana” no dice el Congreso, donde nos representan los representantes; dice todos los ciudadanos mexicanos representados representadamente o no. De otro modo, la argumentación sería: “Si el Congreso rechaza etcétera”. Entre contradicciones, la secretaria se acercó a un hecho incontrovertible. De no posponer esa decisión a julio de 2012, la única forma para verificar en este tiempo el rechazo es el referéndum. Es agradecible el lapsus triunfal de Kessel y aguardamos su propuesta detallada en torno al referendo. Mientras, ratificamos nuestra certidumbre: no a la privatización y a las formas engañosas con que se presente. Sí al debate.Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo: Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Laura Esquivel, Bolívar Echeverría, Jorge Eduardo Navarrete, Víctor Flores Olea, Luis Javier Garrido, Fernando del Paso, Héctor Díaz Polanco, Margo Glantz, Antonio Gershenson, Enrique González Pedrero, Hugo Gutiérrez Vega, David Ibarra, Guadalupe Loaeza, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Carlos Payán, Carlos Pellicer, José María Pérez Gay, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Ida Rodríguez Prampolini, Enrique Semo, Héctor Vasconcelos, Javier Wimer

CONTRA LA PRIVATIZACION DEL PETROLEO

Privatizar, con el nombre que se le quiera dar, es despojo triple: a la gran herencia de la soberanía, a la nación de hoy y a las generaciones siguientes.
Oponerse a la privatización del petróleo es sustentar las realidades y las esperanzas en la ley.
Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo. José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Enrique González Pedrero, José María Pérez Gay, Lorenzo Meyer, Margo Glantz, Arnaldo Córdova, Rolando Cordera, Hugo Gutiérrez Vega, Laura Esquivel, Guadalupe Loaeza, Ida Rodríguez Prampolini, Héctor Vasconcelos, David Ibarra, Carlos Payán, Luis Javier Garrido, Carlos Pellicer y Enrique Semo