domingo, 14 de diciembre de 2008

LO UTIL, LO BUENO Y LO PRUDENTE




Mario Di Costanzo Armenta
Lo útil, lo bueno y lo prudente

Estoy completamente seguro de que para muchos mexicanos el recuerdo del Fobaproa aún se encuentra intacto en su memoria. De hecho, es uno de los temas de los que más se ha escrito durante los últimos 10 años.

Independientemente de que existan defensores y detractores de este negro capítulo en la historia económica del país, para todos es una realidad que la discrecionalidad, la falta de transparencia, la corrupción y el tráfico de influencias son calificativos que aún ahora no pueden ser descontados al hablar de este tema.

Y es que resulta imposible negar que en la “panza” del Fobaproa se encuentran los créditos que no pagaron importantes personajes de la política, así como prominentes industriales con enorme capacidad económica que en algún momento decidieron transferir sus deudas a los contribuyentes, al ser rescatados por el Estado, bajo el lema de “proteger los ahorros de la gente común y corriente”.

Parte de lo anterior lo resume el propio Michael W. Mackey, auditor del Fobaproa, quien concluye textualmente lo siguiente: “Entendemos que en México, un número relativamente pequeño de grupos económicos (aproximadamente 10 o 12) son responsables de una parte muy importante de la actividad económica. Estos grupos operan típicamente a través de varias compañías en diversos sectores, incluyendo el financiero. Estos grupos adeudan cantidades importantes a los bancos que participaron en los programas del Fobarpoa. Muchos de ellos tienen o tuvieron participación accionaria en ciertos bancos revisados.

Más aún: el 21 de abril de 2003, el ahora ex vocal de la junta de gobierno del IPAB, Bernardo González Aréchiga, entregó al entonces presidente de la Comisión de Vigilancia de la Auditoria Superior de la Federación sus Memorias de Labores. Y en la página 13 del citado Informe refiere el siguiente párrafo:

“El terrible dilema que confrontó el Fobaproa, según uno de los responsables más importantes del rescate, se resume en la siguiente frase: ‘A raíz de la crisis bancaria de 1995, nosotros tuvimos que escoger entre cumplir la ley o reducir el costo fiscal. Optamos por reducir el costo fiscal. Espero que ustedes también tengan la capacidad de hacer lo propio cuando llegue el momento’”.

Esta abierta confesión de la violación a la ley durante el rescate bancario muestra que mientras que a estos grupos conformados por banqueros, prominentes industriales y políticos se les otorgó un trato preferencial, para millones de pequeños y medianos deudores la situación fue diferente, ya que las autoridades determinaron “aplicar la ley” y estas personas, “los nadies”, terminaron perdiendo sus bienes y propiedades.

Señalo lo anterior porque desde hace algunas semanas el gobierno ha venido instrumentando de manera velada una especie de Fobaproa II, dirigido a grandes empresas, pero ahora bajo el lema de “proteger al empleo y a la planta productiva nacional”.

Este rescate consiste en que a través de Nacional Financiera (Nafin) el gobierno, con recursos públicos, garantiza, es decir, “avala”, la deuda de las empresas que se hacen acreedoras de estos apoyos. De esta manera, y en pocas palabras, el gobierno “compra la deuda de estas empresas”.

Desafortunadamente, Nacional Financiera no ha informado de manera clara y transparente de las operaciones llevadas a cabo hasta el momento.

Lo que sí se sabe es que a partir del primero de enero del próximo año el ex presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM) y también ex presidente del Consejo de Administración de BBVA-Bancomer, será el nuevo director general de Nafin.

Todo esto contrasta dramáticamente con la actitud de “no me importa” que el gobierno ha manifestado con respecto del problema de la cartera vencida en créditos hipotecarios y tarjetas de crédito, y que se estima que afecta ya a más de un millón 446 mil personas, para las cuales no se han diseñado mecanismos de rescate.

Y es que al mes de septiembre del presente año la cartera vencida en tarjetas de crédito ascendió a 24 mil 584 millones de pesos, cifra superior en 206 por ciento a la registrada en las épocas del rescate bancario (diciembre de 1997) y 57 por ciento superior a la registrada en diciembre de 2006.

Si bien es cierto, que lo anterior se explica en buena medida, por el deterioro del ambiente económico, también lo es, que el alto costo de las comisiones y la tasa de interes que cobran las instituciones bancarias, han tenido mucho que ver en esta situación, a manera de ejemplo mientras que BBVA la tasa de interés total de una tarjeta de crédito emitida en México es de 80 por ciento, en España es de sólo 25 por ciento.

Esto se debe a la concentración de las actividades bancarias que ha permitido que la banca opere como un gran oligopolio.

Adicional a lo anterior, los bancos deben reconocer, que el problema se ha potenciado por la falta de una adecuada cultura financiera, por su estrategia de utilizar el llamado “crédito al consumo” como una herramienta de penetración de mercado, por las agresivas campañas que implementaron para la colocación de plásticos, y por la ampliación de líneas de crédito sin previa opinión del cliente, y careciendo de los análisis de su capacidad crediticia.

En pocas palabras, deben admitir su irresponsabilidad y corresponsabilidad en la gestación de este problema.

Por ello digo, que lo útil, lo bueno y lo prudente es que se disminuyan y pongan topes, a las comisiones y tasas de interes de estos plasticos, y que tanto el gobierno como los bancos, implementen programas de reestructuras a tasas “blandas” y condonación de adeudos, que impidan que este problema económico, se convierta un un asunto social de gran envergadura y que en este momento a nadie le conviene.

Al respecto, vale recordar que existe en la Cámara de Diputados un dictamen, aprobado ya por el Senado, que detalla un programa de apoyo a deudores de la banca y se conoce como “el artículo 62 bis” y sólo es cuestión de que exista la voluntad y sensibilidad política para resolver un problema que todavía es de dimensiones manejables.


APAGA LA TELEVISION, NO PERMITAS QUE ASESINEN TU MENTE, MEJOR LEE UN LIBRO E INFORMATE EN LOS MEDIOS ALTERNATIVOS.
YUNQUELAND ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO.
http://www.yunqueland.com/
http://resisteacapulco.blogspot.com

LA BARBARIE DE LA PENA DE MUERTE




Arnaldo Córdova
La barbarie de la pena de muerte

Creo que una verdadera tragedia de la ciencia del derecho penal ha sido siempre el nunca haber logrado una definición verdaderamente universal, convincente, libre de prejuicios sociales y resabios de barbarismos atávicos, de lo que es y debe ser la pena, vale decir, la sanción que se aplica en la comisión de ilícitos de toda índole. La misma palabra siempre suena a algo que en el derecho contemporáneo resulta inadmisible: castigo, venganza, exclusión, confinamiento, aniquilamiento. No hay manual o tratado en la materia en el que no se nos diga que la pena no es sólo sanción, sino un modo de prevenir el delito y regenerar los tejidos dañados en el seno de la convivencia social.

En este punto, no tiene remedio, siempre habrá que recordar al gran fundador de la ciencia del derecho penal moderno, el gran jurista y filósofo del derecho italiano del siglo XVIII, Cesare Beccaria. Fue un enemigo feroz de la pena de muerte y del concepto de la pena como castigo o venganza. Su doctrina se puede resumir en unas cuantas palabras: si la ley es fruto del contrato que los hombres tienen para organizar su sociedad, del consenso popular (él era un contractualista convencido), y es elaborada por los representantes populares, entonces es inadmisible que la pena sea considerada como venganza de la sociedad. El delito es como una enfermedad en el cuerpo social: no se le sana amputándolo.

Los delitos y las penas, decía, deben estar previstos en la ley (esa convicción dio origen a un aforismo emblemático de los foros de la abogacía: nullum crimen, nulla poena, sine legge, no hay crimen, no hay pena, sin una ley), no ser dictados por el juez que juzga al acusado ni, mucho menos, por quienes detentan el poder en la sociedad, político o de facto. Si de eso se trata, la pena debe ser como una operación que subsane el daño causado. De ahí nació la concepción humanista de la pena como sanción que no es vengativa, sino regenerativa y preventiva. Al órgano dañado, hay que curarlo, no extirparlo.

La pena como venganza es pura barbarie y no hay modo de justificarla de otra manera. Era el medioevo, decía el ilustre filósofo. El derecho está destinado a organizar y a regular la convivencia social. Mal se ve una rama del derecho que sólo obedece a instintos oscuros y bestiales que anidan en el alma de los hombres. Aumentar la severidad de las penas hasta hacerlas monstruosamente crueles e inhumanas, según algunos, sirve para azorrillar a los posibles delincuentes. Recuerdo que en la Facultad de Derecho de la Universidad Michoacana un alumno presentó una tesis con el título: “Los efectos educativos de la pena de muerte”. Mi maestro, Guillermo Morales Osorio, cuando le tocó el turno de oír los argumentos, dijo: “Pues, ¡qué bien educado queda un cabrón al que le cortan la cabeza!”.

Beccaria consideraba que la pena como castigo o como venganza y, en especial, la pena de muerte, era una auténtica guerra de una parte de la sociedad contra otra. En un pasaje de su memorable obra De los delitos y de las penas, se preguntaba: “¿Por qué parece que en el presente sistema criminal, según la opinión de los hombres, prevalece la idea de la fuerza y de la prepotencia sobre la de la justicia…?” En un verdadero sistema criminal, remataba, hay un valor que debe estar por encima de los demás: el “interés de la verdad”. ¿Cuántos inocentes en la historia habrán sido injustamente condenados por ilícitos que no cometieron ni pensaron cometer? En nuestro medio, como se ha dicho, de 90 a 99 por ciento.

Esta tragedia de la ciencia penal, al no atinar a definir lo que es la pena, en realidad, es una tragedia de la sociedad de nuestros tiempos. Sigue siendo una guerra de una parte de la sociedad en contra de otra. Eso no es derecho. Ese Panchito Pantera que está resultando el gobernador de Coahuila y los monaguillos reaccionarios que hoy dirigen el PVEM, de verdad deben estar convencidos de que se trata de una guerra. El primero, además, con la divisa: “Vean qué machito tienen aquí; si los encuentro, los mato a todos”. La pregunta es siempre obligada: ¿cuántos inocentes serán sacrificados en esa guerra?

Dejemos de lado, por ahora, el que la reforma constitucional de 2005 a los artículos 14 y 22 abolió, definitivamente, la pena de muerte (por cierto, con los votos unánimes de los verdes), y el que México haya signado todos los tratados y convenios internacionales que la prohíben terminantemente. Aquí el problema sigue siendo el mismo desde la época de Beccaria: ¿para que sirve el derecho penal, para qué sirve la pena y, sobre todo, para qué sirve la pena de muerte? Todo mundo en todo el mundo lo ha hecho notar: las penas no asustan a los delincuentes ni les sirven de amenaza. El que comete un delito no piensa en esas cosas y menos si sabe que tiene todas las de ganar al quedar impune.

Desde luego que todos los razonamientos de los más enjundiosos penalistas del mundo con convicciones humanistas acerca de que la pena debe ser, ante todo, educativa y debe servir para rehabilitar al delincuente y reintroducirlo en la vida social como un hombre nuevo no son convincentes en absoluto. Debo decir, empero, que a mí siempre me han convencido. Pero el derecho penal moderno tiene, en todo momento, el mismo enemigo irreconciliable e inconcitable: el deseo de venganza de la sociedad. En primer lugar, al ofendido no se le puede ocurrir que se deba ser racional y generoso con el que lo ha agraviado. Y, luego, nuestras sociedades mojigatas y conservadoras, no pueden admitir que se pueda hacer algo con el delincuente para rehabilitarlo.

En el fondo, se trata de una tragedia de la sociedad y no sólo de una ciencia o de un modo de percibir la realidad. Mientras los hombres sientan que el agravio es una ofensa a sus intereses y no una enfermedad de o un daño a la sociedad, no habrá remedio. Una legión de juristas y abogados estadunidenses han dado sus testimonios sobre el hecho evidente de que, de cada diez condenados, muy probablemente nueve son inocentes. Sobre todo cuando se trata de la población afronorteamericana, tan castigada a lo largo de la historia en Estados Unidos. La pena de muerte y el “ojo por ojo” no sólo son una barbarie, son también una enfermedad de las sociedades de nuestro tiempo, inadmisibles para la civilización, si queremos ser civilizados, cosa cada vez más parecida a un arcano.

PS. En las próximas tres semanas estaré ausente de estas páginas. Ya nos veremos de nuevo.


APAGA LA TELEVISION, NO PERMITAS QUE ASESINEN TU MENTE, MEJOR LEE UN LIBRO E INFORMATE EN LOS MEDIOS ALTERNATIVOS.
YUNQUELAND ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO.
http://www.yunqueland.com/
http://resisteacapulco.blogspot.com

DE CALENTAMIENTOS



Rolando Cordera Campos
De calentamientos

Mientras en Poznan se exige al mundo que tome en serio el cambio climático y el calentamiento global, desde América Latina se advierte sobre la llegada de otro calentamiento: lo que, según me cuenta un amigo regio, el rector del Tecnológico de Monterrey ha bautizado como el “calentamiento social”.

Según el Panorama Social de la Cepal, “América Latina corre el riesgo de perder lo ganado en los años recientes en la reducción de la pobreza”. La crisis no deja espacio sin tocar en su arrebato y lo más probable es que a lo largo de la región se imponga un estancamiento del empleo nuevo y un aumento considerable en el número de plazas perdidas. Los afectados primeros serán los conocidos de siempre: jóvenes trabajadores precarios e informales, mujeres y viejos. Los damnificados serán los niños para quienes la protección es casi nula.

Gracias al boom de las materias primas que benefició sobre todo al Cono Sur, al despliegue de políticas anti pobreza y a la relativa estabilidad monetaria, el mercado laboral latinoamericano mejoró después de décadas que en materia de ocupación fueron más que perdidas. Muchos festinaron este nuevo “punto de inflexión” que daría vigor y aliento a unas democracias acosadas por la desigualdad y la mediocridad del crecimiento resultante de los cambios globalizadores. Pero el ciclo terminó antes de tiempo y, ahora, la preocupación por el malestar en la democracia que podría devenir malestar con la democracia según la fórmula acuñada por el PNUD en su informe de hace unos años, se vuelve emergencia ante un tiempo cargado de electricidad y nubes negras. El movimiento alcista en los precios de los productos básicos, detenido pero no revertido, no hará sino agravar la penuria de los grupos que habían visto disminuir su pobreza y gestaban esperanzas de mejoría gradual pero sostenida. Esto no va más, y el vuelo se detiene.

Es cierto, como informa Cepal, que desde 2002 las tasas de desocupación han bajado progresivamente en la gran mayoría de las áreas urbanas de los países de América Latina; sin embargo, hay que tener presente que “el desempleo sigue siendo elevado y en 2006 superaba en 2.4 puntos porcentuales el nivel de 1990”. Este es, junto con el encarecimiento de las canastas básicas, el punto de partida de la región para encarar la crisis global y debería ser el observatorio principal para tomarle el pulso y actuar en consecuencia. No es la deuda externa o el desequilibrio interno expresado en inflación y devaluaciones lo que hoy asuela la región, sino una deuda social no saldada y un pagaré en materia de transformación productiva que no se ha honrado cabalmente en ningún lado y que en buena medida se quiso archivar gracias a la expansión internacional y el boom de los productos primarios, incluido el petróleo.

Para México, la carga de estos pesados saldos insolutos parece menos aparatosa, pero quizás sea todo lo contrario. La caída en la actividad puede ser menos espectacular que en otros países, pero eso se debe a que aquí se impuso el no crecimiento como cultura nacional. Y lo mismo podría decirse de la situación financiera: no aparece tan explosiva por el mero hecho de que la banca no ha arriesgado y dedica sus afanes a cobrar la deuda pública interna (Fobaproa, IPAB, etcétera), a transferir ganancias a sus matrices externas y a “consultar con Madrid” en caso de duda.

Así, lo que ha habido en estos lustros de estancamiento estabilizador ha sido una acumulación de pendientes que alcanza su clímax en la perspectiva estudiada a fondo por el investigador Fernando Cortés de que en unos meses el país dé un salto para atrás y amplíe la pobreza extrema, llamada aquí alimentaria, sin detener el espectro de la urbanización de la carencia social que ya define el panorama total de la república. Habrá elecciones, digamos, pero no excedentes petroleros. A ver si con la noche vieja a Agustín Carstens se le ocurre despertar de su ya largo sueño

APAGA LA TELEVISION, NO PERMITAS QUE ASESINEN TU MENTE, MEJOR LEE UN LIBRO E INFORMATE EN LOS MEDIOS ALTERNATIVOS.
YUNQUELAND ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO.
http://www.yunqueland.com/
http://resisteacapulco.blogspot.com

MAS CONTAMINACION CON NITROGENO EN PEMEX




Antonio Gershenson
gershen@servidor.unam.mx
Más contaminación con nitrógeno en Pemex

En el Diario Oficial del martes 11 de diciembre, Pemex Exploración y Producción (PEP) publicó la convocatoria a un concurso, a una licitación pública internacional. El propósito es que la empresa ganadora –seguramente trasnacional– inyecte nitrógeno “en pozos petroleros e instalaciones de PEP”. Vienen las fechas típicas de una licitación, y la última es la del inicio del trabajo, 5 de marzo de 2009, que durará cerca de dos años.

Se trata de la región de Chicontepec y el propósito es aumentar la producción de crudo y gas, de modo que ésta se incremente a 550 mil o 600 mil barriles diarios hacia el año 2021. Para ello Pemex plantea perforar 15 mil pozos en los próximos 15 años. También informa que en los pasados cinco años se han perforado en promedio 675 pozos anuales. Tratándose del petróleo, informamos que son más perforaciones que las de todo el resto del país.

Vamos a ver, primero, la realidad de Chicontepec. Para 2007, la producción promedio de petróleo crudo fue de 22 mil barriles diarios. Se informa, todavía extraoficialmente, que ahora está en 30 mil barriles diarios. Esta fabulosa cantidad equivale a ¡uno por ciento! de la producción nacional. Después de siete años de “desarrollo” y de miles de pozos que, obviamente, se dejaron de hacer, ellos o sus equivalentes, en otras zonas más productivas del país. Esto no checa con la promesa de 600 mil barriles diarios, 20 veces más que lo que en realidad produce esa zona luego de miles de perforaciones.

Comparamos la situación con la del litoral de Tabasco. Ya en 2006 había aumentado la producción al doble en dos años, a 143 mil barriles diarios. Tanto en 2006 como en 2007 los pozos exploratorios tuvieron ciento por ciento de éxitos, y eran bien poquitos: dos y uno, respectivamente. Se trata de crudo ligero y con gran cantidad de gas asociado. Y pese a los resultados excelentes, de 16 pozos de desarrollo en 2006, se redujeron a seis en 2007. Con tan pocos recursos de inversión, los recursos naturales son tales que sus 143 mil barriles diarios, frente a los 22 mil de Chicontepec, ya en 2007, son seis veces y media más. Y sin quemar gas por la contaminación con nitrógeno.

Finalmente, vamos a ver la realidad de la inyección de nitrógeno en los pozos petroleros. Ya publicamos en este espacio un análisis amplio del problema, el 9 de noviembre. Retomamos sólo algunos resultados:

“El porcentaje de gas quemado en relación con la producción nacional total, o ‘enviado a la atmósfera’, ha pasado de 5.1 por ciento en el primer trimestre de 2007 a 17.4 en el primer trimestre de 2008, 17.6 en el segundo trimestre y 19.2 por ciento en el tercero. Eso es lo que nos dicen los reportes respectivos. En aproximadamente un año y medio, se quema casi cuatro veces más gas, en porcentaje de la producción total”. Con datos más recientes, entre julio y octubre de este año, la cantidad de gas natural quemada al día aumentó poco más de 25 por ciento. Y el gas en su estado natural, que se está quemando cada día, contiene también unos 50 millones de barriles de condensados, que son como un petróleo de muy alta calidad.

Ahora, tomamos lo siguiente de la fuente original de Pemex: “En el tercer trimestre de 2008 el envío de gas a la atmósfera representó 19.2 por ciento de la producción total de gas natural, principalmente como resultado del incremento en producción de gas con alto contenido de nitrógeno en la Región Marina Noreste, al haberse rebasado la capacidad instalada para el manejo de gas natural.” (Reporte de Resultados Financieros de Pemex al 30 de septiembre de 2008, fechado el 30 de octubre de este mismo año, página 3). A confesión de parte, vemos que fue el nitrógeno la principal causa del “envío” del gas a la atmósfera (léase “quema de gas”).

Y por si fuera poco, ahora todavía se concursan cantidades enormes de nitrógeno para Chicontepec, para que se tenga luego que quemar el gas ahí también. Ya es un proyecto carísimo, improductivo en comparación con otras partes, y todavía le agregan esta otra joyita.


APAGA LA TELEVISION, NO PERMITAS QUE ASESINEN TU MENTE, MEJOR LEE UN LIBRO E INFORMATE EN LOS MEDIOS ALTERNATIVOS.
YUNQUELAND ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO.
http://www.yunqueland.com/
http://resisteacapulco.blogspot.com