jueves, 11 de septiembre de 2008

Confía Cárdenas en que FAP derrote la reforma energética

El perredista dijo que la propuesta “más razonable” en la materia es la del Frente Amplio Progresista, porque plantea autonomías presupuestal, técnica y de gestión.

Elio Henríquez, corresponsal
Publicado: 11/09/2008 13:04
La Jornada

San Cristóbal de Las Casas, Chis. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano confió en la capacidad de los legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP) de formar mayorías en el Congreso de la Unión para “derrotar” la propuesta de reforma energética del presidente Felipe Calderón.

Consideró que la propuesta para reformar a Petróleos Mexicanos (Pemex) “más razonable y que puede resultar más provechosa para el país” es la que recientemente presentó el FAP, porque plantea autonomías presupuestal, técnica y de gestión “sin atropellar en ningún sentido la Constitución”.

“Yo espero que próximamente se inicie el debate en el Congreso de la Unión y que los legisladores de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia tengan la capacidad suficiente para convencer a los del Revolucionario Institucional (PRI) y algún desvelado de Acción Nacional (PAN) que pudiera ser convencido, y que se hagan mayorías para que pudiéramos tener una política petrolera favorable al país”, añadió.

Al dictar una conferencia magistral a estudiantes chiapanecos, Cárdenas insistió en que confía que haya capacidad suficiente de diputados y senadores progresistas para “formar mayorías y derrotar las propuestas que ha hecho el gobierno en materia petrolera”.

El perredista reprobó además el incremento de precios en los combustibles, porque -dijo- “afecta las condiciones de vida de sectores muy amplios de la población porque distrae recursos para el consumo de combustibles que seguramente podrían destinarse a otras necesidades”.

El informe que aún falta

Agenda Ciudadana

Lorenzo Meyer

Jueves, 11 de Septiembre de 2008
¿Y QUÉ TAL MARCHA EL PROYECTO?

El tiempo del segundo informe presidencial del sexenio es una buena ocasión para pedir a "los que mandan", a la derecha mexicana, un informe sobre el estado que guarda su gran proyecto, ese echado a andar a fines del siglo pasado y reafirmado en el 2006.

Es una lástima que esa derecha que hoy por hoy lleva las riendas del poder económico y político –en la medida en que este último existe- y que mayor beneficio obtiene del status quo prevaleciente, no tenga una cabeza evidente a la que se pueda pedir cuentas. Felipe Calderón (FC) y su grupo ocupan los puestos formales del mando político, pero no es claro que efectivamente sean ellos quienes toman las decisiones que cuentan. FC fue el eje de la compleja negociación que logró mantener la presidencia del país en manos del PAN pese al rotundo fracaso del gobierno anterior, pero el michoacano mismo no tenía las bases políticas, sociales o económicas para comandar los enormes recursos que se pusieron en juego hace dos años para lograr ese 35.89% de los votos que se supone que le dieron la victoria en las urnas. Esos recursos los reunieron y manejaron otros: la cúpula de la derecha militante.

LA DERECHA

La derecha mexicana es todo un arco iris que lo mismo abarca a las pequeñas pero poderosas clases altas, que a las "buenas conciencias" de la clase media, así como a un buen número de miembros de las clases populares que desde generaciones atrás han asumido como propias algunas de las fórmulas que han servido a los grupos conservadores para interpretar el mundo.

Sin embargo, la derecha a la que realmente se le deben hacer las preguntas pertinentes y pedirle cuentas es esa minoría activa formada, entre otros, por las cúpulas empresariales (Consejo Coordinador Empresarial, Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, etcétera), la jerarquía católica, los dueños de los grandes medios masivos de información, la alta burocracia, los dirigentes de los grandes sindicatos, esa parte del PRI que negoció su apoyo a FC, las dirigencias de los partidos creados ex profeso para restar votos a la izquierda e incluso esa parte formalmente de izquierda pero que, en la práctica, se conforma con unirse "a los que mandan".

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