jueves, 6 de noviembre de 2008

1938 y 2008: una comparación

Agenda Ciudadana

Lorenzo Meyer

Jueves, 06 de Noviembre de 2008
NOTA DE INICIO

Una felicitación a unos Estados Unidos que, finalmente y como conjunto, superaron el racismo. Enhorabuena.

ESPÍRITU

En su mensaje de ocho minutos en cadena nacional del 28 de octubre, Felipe Calderón felicitó a los legisladores por "el patriotismo, la visión y la altura de miras" que, según él, habían mostrado al aprobar una legislación que, en su letra, es diferente a la que él había presentado al poder legislativo en abril, y que pretendía legalizar la inversión privada en exploración, extracción, refinación, ductos, almacenamiento y transporte de los recursos petroleros. La reacción del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo logró cambiar bastante los términos de la legislación, aunque no necesariamente su espíritu.

Hacer de una necesidad una virtud es una característica del discurso político. De ello es ejemplo lo dicho por "Los Pinos" en torno al petróleo. Quizá llevado por el entusiasmo de haber visto el fin del largo y complicado proceso por el que atravesó su paquete de iniciativas de ley, Calderón declaró que la reforma aprobada era la más importante en materia de petróleo desde 1938. Sin embargo, "Los Pinos" tomaron como punto de referencia para su argumento una circunstancia histórica que en realidad no favorece la comparación. Y es que el ánimo que hace 70 años movió al presidente Lázaro Cárdenas a resolver de tajo la disputa entre el gobierno mexicano y las empresas petroleras norteamericanas y angloholandesas mediante la nacionalización de la industria petrolera, es opuesto al que hoy domina en la casa presidencial, en el congreso, en los partidos y entre los "factores de poder" que pretenden dirigir las actuales circunstancias.

INDICADORES

La decisión tomada en marzo de 1938 por Lázaro Cárdenas fue la culminación de un largo proceso que se inició cuando el presidente Francisco I. Madero chocó con el gobierno norteamericano por haber decretado un impuesto de veinte centavos por tonelada al petróleo exportado. La insólita decisión del presidente Cárdenas dio al Estado mexicano el control pleno de la explotación de los hidrocarburos mediante la expulsión de las empresas privadas extranjeras, fue, esa sí, una determinación realmente "patriótica, visionaria y con altura de miras".

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India: intercambios culturales

Margo Glantz


Me hacen una resonancia magnética en el hospital de Nutrición, me acuestan en un aparato semejante a un ataúd; “le vamos a poner una especie de mascarita”, dice el radiólogo. No contesto, tengo el cuerpo tenso, antes me han inyectado en las venas –si a las mías puede llamárseles venas, por lo delgadas y anémicas– un líquido para el contraste.

De repente, un ruido intenso como si estuviesen tronando cuetes y al mismo tiempo se pusiese en marcha una máquina en una acerería de esas que antes había y ahora adornan un hermoso parque en Monterrey; examinan mi cuello, tengo una carótida gorda y una flaca, soy una especie de Laurel y Hardy en miniatura, ¿de nacimiento o estoy a punto de abandonar este valle de lágrimas?

Trato de no oír el ruido de la máquina y el sonido me retrotrae a mi último viaje; escucho, agigantado en el recuerdo, el alboroto de las calles de la India, de donde acabo de volver hace unos días. Los incesantes cláxones de los coches (“Please horn”), las bicirikshós, los motorikshós, las motos llevando a dos o más personas, el motorista con su casco, de uso reciente en esas tierras, uso que se multiplica como los vehículos y los cables de electricidad.

Fui invitada junto con los poetas Francisco Hernández y Armando González Torres a visitar la India por la Sahitya Akademi –un equivalente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes–, la embajada de la India en México, Bellas Artes y Relaciones Exteriores. Una comitiva electa por la edad –soy la mayor– y el género tanto sexual –represento al sexo débil– como literario.

Estuvimos primero en Delhi: nos atendieron de manera espléndida. Estuvimos alojados en el hotel Ashok, en el barrio de las embajadas, con grandes y hermosas avenidas. Recorrimos algunos de los sitios más impactantes de la ciudad, por ejemplo el Fuerte Rojo, y tuvimos un encuentro con escritores, periodistas y académicos indios, para quienes México se resume en Octavio Paz, a quien veneran; recientemente han conocido a Carlos Montemayor y a Jorge Volpi, de quienes nos hablaron con interés. El poeta y editor Conrado Tostado, buen amigo, es nuestro agregado cultural.

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