jueves, 18 de septiembre de 2008

Un Pemex integrado

Jorge Eduardo Navarrete


Es posible que la propuesta menos comprendida y, por ello, una de las más objetadas de la iniciativa ciudadana de reforma petrolera sea la que concibe Petróleos Mexicanos como “organismo público descentralizado plenamente integrado”. Se le ha calificado de anacrónica, pues, se dice, restauraría una condición que ya tuvo la entidad; de incongruente con el estatus de organización dominante en el mundo petrolero contemporáneo; de impráctica, pues se alega que sería imposible manejar una “empresa” del tamaño de Pemex como una sola unidad; de problemática, pues plantearía grandes dificultades para determinar los precios de transferencia entre sus diferentes áreas operativas; en una palabra, se ha querido entender como una propuesta para hacer de Pemex un organismo autárquico y centralizado. Se ha acudido al procedimiento de deformar la propuesta, interpretarla como mejor conviene a sus críticos y, de este modo, descalificarla. Hay que detenerse en su análisis, ya que se trata de un elemento clave del modelo de organización petrolera que se propone para que el país alcance la seguridad energética y consiga que la industria vuelva a ser motor del desarrollo nacional: un Pemex integrado.

A diferencia de lo que señalan los críticos de la iniciativa ciudadana, la actual tendencia apunta hacia el predominio de las entidades petroleras integradas. Léanse al respecto las siguientes líneas de una entrevista con el director de la Oil & Natural Gas Corporation (ONGC) de India: “Se tiene que ser una compañía petrolera integrada. Todas las grandes compañías petroleras mundiales son entidades integradas. Sólo se puede sobrevivir si se está integrado… [es decir] si se participa en exploración y producción, en refinación, transporte, generación y petroquímica. Con la integración se puede acudir a los precios de transferencia y minimizar los costos de conversión” (The Hindu Business Line, Internet edition, 10 de agosto). Además, tanto las principales entidades petroleras estatales como las grandes corporaciones petroleras privadas se definen a sí mismas como entidades integradas y, al detallar su organización, suelen aludir a segmentos o áreas operativas. Sin embargo, no fue esta tendencia global, claramente manifiesta, la principal razón que llevó a proponer, en la iniciativa ahora presentada por el Frente Amplio Progresista (FAP), que Pemex se constituya en un organismo público descentralizado plenamente integrado.

Restablecer la plena integración de Pemex tiene como propósito revertir las tendencias negativas manifestadas desde su desmembramiento en subsidiarias en 1992. Si bien apenas se modificó la proporción de la producción total de crudo que se destina a refinación –que pasó de una media de 40.5 por ciento en 1990-91 a 39.3 por ciento en 2006-07– sí se derrumbó la proporción enviada a plantas petroquímicas –de 8.5 a 3.9 por ciento entre los mismos años– al tiempo que se elevó la remitida a terminales de exportación: de 50.1 por ciento en 1990-91 a 55.5 por ciento en 2006-07.

La división en subsidiarias trajo un Pemex más exportador de crudo y menos refinador, que casi abandonó la petroquímica; que favoreció la exportación primaria y desdeñó la transformación industrial. Del lado del gas natural, la proporción de la producción total que se envió a plantas de proceso se redujo de 88.9 por ciento como media en 1990-91, antes del desmembramiento, a sólo 74.5 por ciento en 2006-07, en tanto que el gas quemado en la atmósfera pasó de 2.9 a 7.3 por ciento de la producción total entre los mismos años. Con las subsidiarias, se tiene un Pemex que procesa una parte menor del gas que produce y que quema en la atmósfera una porción mayor. Es decir, menos valor agregado, más desperdicio.

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Reforzar nuestro optimismo

Margo Glantz


1. Al parecer se filtró el narco en las corporaciones. ¿Padrones fiscales criminales? ¿Un estado fallido? ¿Hemos entrado en el reino de los paramilitares? ¿Un narcoterrorismo mexicano trasnacional?

2. La prevalencia del sida en el mundo es mayor entre los hombres que tienen sexo con otros hombres, informó hoy el director del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida de México (Censida), Jorge Saavedra, durante una ponencia magistral en la Conferencia Internacional del Sida (AIDS, agosto, 2008): las principales conductas de riesgo entre los hombres son el sexo anal sin protección, mantener una frecuencia alta de parejas masculinas (hasta tres por semana), o incluso tener un alto número de parejas de larga duración (más de diez).

3. Cupido parece esquivar a Jennifer Aniston; estigmatizada por su fallido matrimonio con Brad Pitt, no acierta a encontrar el compañero ideal en la jungla de las estrellas.

4. El 26 de agosto murieron ahogados 60 caballos en el club hípico La Barranca. Sus caballerizas se inundaron. Emilio Campos, caballerango de 61 años, trató de salvarlos y unió su suerte a la de los animales que cuidó hasta el último momento.

5. Los estudios científicos revelan que para llegar a la vida adulta con huesos fuertes es necesario acumular la mayor cantidad posible de calcio en el esqueleto durante la etapa de desarrollo, y luego tratar de conservarla en la medida de lo posible con la misma disciplina. Aunque el crecimiento general del cuerpo termina antes de los 20 años, es aproximadamente hasta la tercera década de vida que alcanzamos la máxima densidad ósea. A partir de entonces, nuestras “reservas” de calcio, principal constituyente estructural de los huesos, irá decayendo inevitablemente con el paso de los años.

6. Los organizadores de la Pasarela Cibeles de Madrid rechazaron a cinco de un total de 69 modelos por ser demasiado delgadas.

7. Daniel Goleman, autor de Working with Emotional Intelligence, nos informa sobre un estudio realizado con niños de cuatro años de edad en la Universidad de Stanford que luego fue conocido como la “prueba del malvavisco” (el Marshmallow Test). En esta prueba los niños que cursaban prescolar de la universidad fueron llevados uno a uno a una habitación que estaba siendo secretamente filmada; se colocó un malvavisco sobre la mesa, frente a ellos; y se les dijo: “Puedes comerte este malvavisco ahora si quieres, pero si no te lo comes en cinco minutos, te daré dos malvaviscos cuando regrese”. El estudio reveló que, 14 años después, cuando los participantes estaban por graduarse de la preparatoria, los niños que se habían comido el malvavisco antes de los cinco minutos eran menos capaces de resistir la tentación o de alcanzar las metas que se habían propuesto, por lo que tenían más posibilidades de “derrumbarse” bajo presión que aquellos infantes que habían esperado por su recompensa. Quizá lo más sorprendente fue que los niños dispuestos a retrasar la gratificación lograron, en promedio, ¡210 puntos más, de un máximo de mil 600!, en los exámenes de admisión a escuelas superiores (SATs) que aquellos que se comieron el malvavisco inmediatamente.

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AGENDA CIUDADANA




Agenda Ciudadana
Lorenzo Meyer
Un proyecto con más de 60 años
Jueves, 18 de Septiembre de 2008

CAMINO AL ESTADO FALLIDO

Este artículo estaba hecho cuando ocurrió el atentado terrorista en Morelia, un asunto tan grave que debe abordarse de inmediato. Lo ocurrido este 15 de septiembre significa el temido salto cualitativo en la cadena de fracasos de las instituciones públicas. La raíz de tales fracasos es la corrupción e impunidad que la clase política ha tolerado, fomentado y aprovechado de tiempo atrás. Finalmente se ha perdido el control. La responsabilidad de lo que acontece es de la minoría dirigente pero las consecuencias afectan a todos y todos tenemos que responder, aunque sin pretender que las diferencias sobre cual es el interés nacional en relación al petróleo y asuntos similares se haya borrado.

EL NEOALEMANISMO

En más de un sentido, el panismo hoy es un nuevo alemanismo. El gobierno de Miguel Alemán (1946-1952) fue el triunfo de la derecha posrevolucionaria sobre lo que quedaba del cardenismo. El panismo del 2000 a la fecha es el triunfo de la derecha no priísta sobre los herederos del cardenismo. Sin embargo, y aunque en la práctica el grupo que se supone que hoy controla al gobierno federal es una derecha tan dura y corrupta como la alemanista, hay diferencias: ésta es menos eficaz, más torpe que aquella.

Las semejanzas entre el proyecto de Alemán y el del gobierno actual se da en varios campos, entre otros en el petrolero. Las fuentes para sostener tal argumento son muchas, pero hay una particularmente significativa: los archivos del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Veamos algunos de sus numerosos documentos.

DESENCUENTRO

En un memorando del 20 de agosto de 1948, el entonces primer secretario de la embajada norteamericana en México, Harry R. Turkel, informó sobre los pormenores de una conversación reciente con Jorge Viesca, secretario del presidente Alemán. El meollo de lo discutido se puede resumir así: desde la perspectiva alemanista, los serios problemas en los que entonces atravesaba la economía y la política mexicanas –déficit en el intercambio con el exterior, devaluación del 75%, inflación, carestía, descontento popular e incluso rumores de golpe militar- se podrían haber evitado o disminuido si Washington hubiera respondido positivamente a su petición de un préstamo sustantivo para llevar a cabo un programa acelerado de exploración y explotación petrolera en gran escala. Como el préstamo no se otorgó, el resultado fue la devaluación del peso con su consiguiente cauda de efectos negativos.

En los círculos del poder mexicanos se sospechaba –y con razón- que a pesar de las buenas relaciones de "Mr. Amigo" con el presidente Harry Truman, éste le había negado el préstamo para obligarle a cimentar su programa de expansión petrolera en la única otra fuente disponible: en las empresas petroleras de Estados Unidos. De esa manera, y desde la perspectiva norteamericana, así se matarían varios pájaros con la misma piedra: se marginaría a PEMEX del plan de expansión, se abría de nuevo la puerta mexicana a las empresas petroleras privadas norteamericanas y se aumentarían las reservas cercanas de combustible, tan necesarias en caso de un nuevo conflicto mundial. En dicha reunión, el lado norteamericano se defendió y argumentó que el préstamo se había negado no como forma de presión, sino simplemente porque el gobierno no había presentado bien su solicitud, (Archivo del Departamento de Estado. Asuntos Internos de México, 812.00/8-2048). Obviamente esa razón "diplomática" no debió de haber convencido ni a quien la formuló.

EL PROYECTO

Del documento citado se desprenden varias conclusiones. En primer lugar, que hace ya sesenta años un gobierno tan conservador como el actual buscaba solucionar sus problemas económicos –entre otros, la baja recaudación fiscal- por la misma vía fácil que hoy se pretende volver a recorrer: invitar al capital externo a extraer para luego exportar el recurso natural no renovable más valioso del país y así superar sin resolver dificultades económicas y políticas. Alemán asumía la conducta propia del político y no del estadista: posponer o evitar la solución de fondo, buscar una temporal –la exportación de petróleo- y seguir adelante.

Para entonces, la embajada norteamericana ya tenía clara conciencia de que su lucha por reabrir la puerta del petróleo mexicano a sus empresas tenía como principal obstáculo no a Alemán y a su grupo de alegres explotadores del poder en beneficio personal, sino al ex presidente Lázaro Cárdenas y lo que quedaba del verdadero nacionalismo revolucionario. Durante la II Guerra Mundial y en los años siguientes, México había pedido una serie de préstamos al Export-Import Bank de Estados Unidos (Eximbank) para actividades de infraestructura y desarrollo económico y, en términos generales, había obtenido respuestas positivas, pero no en el caso del petróleo.

Desde julio de 1944 el propio presidente norteamericano, Franklin D. Roosevelt, le había hecho saber al secretario de Relaciones de México, Ezequiel Padilla, que si el gobierno mexicano necesitaba recursos para aumentar su producción petrolera, debía recurrir al capital privado norteamericano, aunque más adelante se matizó la posición: Washington podría interesarse en ayudar a PEMEX a localizar nuevos depósitos pero a condición de que éstos se consideraran como reservas estratégicas para la defensa continental, (Foreign Relations of the United States, 1945, Vol. IX, Washington, Departamento de Estado, 1969).

Cuando Alemán asumió el poder, el gobierno norteamericano estaba al tanto de cual era la posición del ex presidente Cárdenas. En un memorando fechado el 12 de agosto de 1948, el embajador norteamericano, de nuevo basándose en conversaciones entre Turkel y otro político mexicano –con Manuel Germán Parra, profesor y economista que se movía a sus anchas lo mismo entre alemanistas que entre cardenistas-, señalaba que Cárdenas se oponía a usar el petróleo como la salida fácil a los problemas económicos del gobierno. Para el general michoacano, México no debería volver a ser un gran exportador de petróleo; se debería colocar en el exterior apenas el crudo necesario para compensar las importaciones de derivados del petróleo que México se viera obligado a hacer. Según Parra, para el ex presidente que había nacionalizado el petróleo sólo una emergencia internacional justificaría exportaciones irrestrictas de hidrocarburos, es decir, únicamente si ocurría algo semejante a lo sucedido durante la II Guerra Mundial y Estados Unidos necesitara el combustible. En todo caso, sería una medida temporal pues los recursos estratégicos y no renovables del país no se deberían poner nunca en el mercado internacional como si fueran una materia prima cualquiera.

Por lo que respecta a la decisión de volver a admitir empresas privadas extranjeras al sector petrolero, Cárdenas era partidario de evitarlo. Sin embargo, el ex presidente estaba dispuesto a pasar el trago amargo de volver a recibir empresas petroleras norteamericanas si esa era la única manera de evitar el desabasto interno, pero siempre y cuando no se admitiera al principal enemigo de la expropiación de 1938 –a la poderosa Standard Oil- ni se firmaran "contratos riesgo", es decir, que a las empresas que se contratara para trabajar en campos mexicano se les debería pagara por su labor con una suma pactada de antemano pero nunca con una proporción del petróleo que encontraran, pues ya se hablaba de entregarles el 20% del valor de lo que extrajeran, (archivo citado, 812.00/8-1248).

Como bien sabemos, al final Alemán se impuso sobre el ex presidente Cárdenas y entre 1949 y 1951 firmó cinco "contratos riesgo" con otras tantas empresas norteamericanas aunque se cuidó de no hacerlo con la Standard Oil. De manera indirecta, pero clara, Cárdenas manifestó su oposición a lo que consideró una política contraria al interés nacional mexicano en materia de petróleo. Lo hizo, entre otras maneras, vía la publicación de una serie de artículos críticos de un legislador michoacano, Natalio Vázquez Pallares. Finalmente, en los 1960 esos contratos se cancelaron, aunque México debió de indemnizar a las empresas petroleras afectadas.

UN CAPÍTULO HISTÓRICO QUE NO CONCLUYE

La lucha por el control del petróleo mexicano se inició hace prácticamente un siglo, con el maderismo, y no ha cesado. Es cierto que ha habido períodos de tregua más o menos prolongada, pero nada más. Cada vez que la economía mexicana entra en dificultades la presión externa por recuperar algún grado de control sobre nuestro combustible ha renacido. Debemos resistir la tentación de la solución fácil en aras del auténtico interés colectivo de largo plazo.

RESUMEN

"La aparición del terrorismo requiere de un frente común, pero sosteniendo las diferencias con el gobierno en materia del interés colectivo".

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