domingo, 29 de junio de 2008

EL MUY COMODO CENTRO POLITICO



Arnaldo Córdova
El muy cómodo centro político

Estar entre la derecha y la izquierda, según referencia que hacía Renato Leduc, en la única vez en mi vida que pude disfrutar de su conversación, de una de esas sentencias macabras del Tejón Garizurieta, es colocarte en la mejor posición para ofrecerte en venta, porque es desde ahí que puedes discernir entre las ofertas que se te hacen y decidir cuál es la mejor. Esa es la posición que se acostumbra definir como centro político.

Ha habido de reciente un largo periodo en el cual se ponderó hasta el exceso las virtudes del centro. Era, se decía, el punto desde el cual se podía hablar a todos los interlocutores políticos y sociales, desde el cual se podía sumar a la propia causa a los demás, incluidos los del bando contrario. Era también el que proporcionaba las mayores posibilidades de trato y de diálogo, tan necesarios en la política, al grado de que la política comenzó a definirse, ante todo, como negociación. A todos nos pareció muy convincente eso.

La izquierda, por lo menos desde la época del Compromesso Storico de Berlinguer, quiso ser centro izquierda y la derecha, por contrapartida, centro derecha. Parecía haberse encontrado, finalmente, la fórmula de oro de la política. Todos deberíamos buscar eso en nuestros afanes militantes en la lucha por el poder. Parecía el paraíso. Pero casi nadie reparó en las condiciones que se requerían para que el centro pudiera darse y que, tanto Berlinguer como Moro, pusieron de resalto en sus intentos de acuerdo: para que haya centro es necesario que todos lo quieran. No es un concepto (abstracto) ni una fórmula práctica. Si alguno no está de acuerdo en ir al centro, éste resulta un espejismo.Leer mas

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